lunes, julio 13, 2009

Momentos-Llamadas-Despedidas



Dicen que todo en esta vida esta creado de momentos...
Todos los que pasamos, cada momento que vivimos es una oportunidad que define nuestras vidas, esas oportunidades suelen afectarnos las aprovechemos o las dejemos pasar; en eso se centraban las ideas de Hugo mientras aceptaba la declaración de Julio A. por medio Internet, esa fue una oportunidad bien aprovechada. Esa extraña relación, la primera a distancia de Hugo, estaba empezando, lo mejor parecía estar por venir con miles de comentarios en contra, muchas razones por lo cual no funcionaria, pero aun así el creía que funcionaria, y daría todo por ello.
Llamadas y constantes conversación por Internet lo convencían de ello; al parece, al fin, se verían de nuevo, una sorpresa que Julio A. preparaba, no quiso revelar muchos detalles hasta estar seguro de que todo saldría bien. Se despidió brevemente de Hugo, asegurando que en la noche terminarían esa conversación y afinarían los últimos detalles del posible encuentro, miércoles fue aquel día.

Tan sorpresiva, como la declaración de Julio A., llego aquella llamada que cambiaria el curso de la historia de Hugo y Julio A., Hugo contesto emocionado creyendo que era hora de saber la sorpresa que Julio A. estaba preparando. Lo siguiente fue una mancha negra, un instante borroso, una mancha en la blancura de los planes:
—¿Cómo estas, amor?— preguntaba Hugo inocentemente
—Acabo de chocar...— exclamaba Julio A.
—¿qué?— Hugo no entendía del todo la situación
—¡No es nada grave!... estoy en el hospital...—
—¿Qué paso? ¿Cómo fue?—
—Fue una accidente medio aparatoso pero estoy bien, un carro me envistió en un semáforo... solo querría avisarte eso y, que, posiblemente no me conecte al rato—
—ok... no te preocupes por eso... cualquier cosa avísame...—
— si claro... oye...— Julio A. contuvo la respiración por un segundo
— ¡Dime...!— exclamo rápidamente Hugo
—te quiero... no quise que esto pasara—
—Nadie lo quería o lo deseaba Julio... también te quiero—
—Lo sé... hablamos después...— Julio A. colgó el teléfono, Hugo se quedo inmóvil un algunos segundos (¿o minutos?), regreso a si mismo cuando escucho el tono de ocupado de la línea telefónica. Colgó el auricular.

Al fin Hugo entendió del todo la situación después de que dio un sorbo al té helado embotellado, estaba en la terminal, esperando el autobús que lo llevaría a Querétaro cuatro días después de aquella llamada de Julio A., y después de haber hecho malabares con sus tiempos para poder justificar las faltas en el trabajo. Una travesía completa le pareció aquel viaje de dos horas, mas treinta minutos en un taxi por lugares desconocidos hasta casa de Julio A.
Al llegar lo encontró en un muy buen estado físico, lo cual le sorprendió un poco, pero desafortunada, o afortunadamente depende de cómo se vea, no en muy buen estado anímico, pero después de todo él creía estar ahí por eso, para cuidar y aliviar un poco los ánimos de Julio A., Hugo sabia que no seria fácil, pero estaba dispuesto a eso y mas con tal de saber, y sentir, que tan real era, la noche de aquel lunes paso sin incidente alguno, el martes fue un día extraño, salieron a atender un par de pendientes de Julio A. lo cual los dejo bastante cansados, cosa extraña ya que Hugo estaba acostumbrado a hacer el doble de cosas con un mínimo esfuerzo, regresaron a casa de Julio A. comieron algo y durmieron la siesta; mientras Julio A. organizaba miles de documentos que tenia regados en algún escritorio Hugo leía un poco ese libro que había leído tantas veces, lo cual hacia como bajo una petición muda hecha por Julio A., después de un rato decidió acercarse a él e intentar ayudar en su labor de archivo, así pasaron toda la tarde, mientras Julio A. acomodaba hojas en carpetas, Hugo tachaba hojas destinadas al rehúso, en silencio, por que Julio A. contestaba con monosílabos las preguntas de Hugo, después de una cena ligera, y mientras Hugo fumaba en el patio trasero, en silencio, entendió que tal vez su visita no había sido del todo oportuna, por mucho que tuviera los ánimos de ayudar y cuidar a Julio A., algo estaba mal, algo no encajaba.
Una vez que ambos estaban en la cama, debajo de las cobijas Hugo decidió enfrentar la situación:
— ¿Como estas?... ¿como te sientes?—preguntaba tímidamente Hugo
—Bien—
— ¿Seguro?— preguntaba Hugo esperando lograr una respuesta mas elaborada
—si... ¿porque?—
—Por que... no sé... siento que no es bueno que este aquí—
—yo se que estos días no han sido los mejores, pero créeme estoy feliz con que estés aquí, pero ya sabes... el accidente movió muchas cosas... necesito tiempo, espacio para asimilar y acomodar las cosas, es solo eso...
—si quieres mañana me regreso...—
—No... Mejor mañana hablamos... te quiero —
—Descansa. Te quiero —
Y por primera vez, Julio A. abrazo a Hugo y es noche de nuevo durmieron abrazados como aquella vez que se conocieron.

Al día siguiente tal cual lo había dicho Hugo, organizo su equipaje y se despidió de Julio A.

—Me voy...— exclamo Hugo mientras levantaba su pequeña maleta
— ¿Seguro?... — preguntaba Julio A. cerrando la puerta de la habitación
—Si... lo que menos quiero es saber que no estoy ayudando... al contrario me voy para darte espacio, para que pienses tus asuntos, y los resuelvas de la mejor forma posible, sabes que si me necesitas aquí estaré...— exclamo Hugo y de inmediato se abalanzo contra Julio A., para abrazarlo fuertemente. Este respondió al abrazo. Salieron de la habitación.
Mientras Hugo abría la puerta que los llevaría al garaje Julio A. lo tomo del brazo y lo acerco a él, lo beso brevemente en la boca.
El taxi esperaba, Julio A. abrió la puerta del taxi, Hugo deposito su maleta en el asiento y abrazo de nuevo a Julio A.
—Me voy estando en paz contigo, sabiendo que lo nuestro esta bien... ¿vale?— se aventuro Hugo a decir, solo para aclarar lo sucedido.
—ok —
—De cualquier forma nos veremos el veinte, ¿no?—


—¡si claro!... el veinte, y en tu cumpleaños—

—El veinte entonces... te quiero—

—También te quiero—exclamo Julio A. mientras Hugo se separaba de él y subía al taxi.

Cuando Hugo llego a la ciudad la noche empezaba a caer, por la ventana del autobús observo la primera estrella, y como siempre; alzo la mirada al cielo y pidió paciencia, para soportar lo que venia, que al parecer no seria sencillo.





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